Project Description

 

Vecinos Verticales 2007. Con música de Leopoldo Amigo. Sala La Metro. Valencia.

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Vecinos Verticales de  Monique Bastiaans.  Música: Leopoldo Amigo

La artista holandesa Monique Bastiaans, ha convertido la sala Lametro en un enorme acuario que se puede aprehender en una rápida mirada desde el exterior y saborear en su plenitud cuando se accede a su interior.

Entre los descubrimientos recientes más importantes está el hallazgo de formas de vida enterradas en las profundidades del mar. La teoría común señalaba que nada podría sobrevivir en semejantes ambientes, pero muchas comunidades de microorganismos, llamados extremófilos, viven bajo esas condiciones extremas. Este descubrimiento, representa un avance fundamental, revelando una forma de vida alienígena dentro de la Tierra.

Que a ciertas temperaturas y profundidades marinas haya especies nuevas parece asombroso. El mismo asombro produce la lluvia roja que en el 2001 cayó en la India. Se descubrió que esa lluvia estaba formada por partículas vivas que habían llegado en la cola de un meteorito. Los científicos concluyeron que las motas, que recuerdan vagamente a glóbulos rojos, posiblemente no sean de origen terrestre                                                                                                                                                                                                                                                            Tanto por abajo como por arriba, a Monique Bastiaans le fueron llegando noticias de la existencia de organismos ‘extremos’.

De ahí el título Vecinos Verticales.Tras una minuciosa investigación centrada en los extremófilos, Monique Bastiaans exhibe una colección de criaturas salidas de su imaginación, debido a su interés por esos seres. Sus esculturas, de formas orgánicas y materiales sintéticos, viven en simbiosis con el entorno.

Seres emparentados por la línea trazada entre lo más alto y lo más bajo, que la artista muestra en su exposición. Quienes bajan a la estación de Metro de Colon se encontrarán con ese acuario submarino, de modo que los vecinos verticales serán ahora ellos, los propios viajeros que desde arriba se introduzcan en la estación.

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Cuando Paul Valéry afirma: “mis versos tienen el sentido que se les quiere prestar” incide, directamente, en la relación entre el artista, la obra de arte y el espectador o receptor de la misma. Un complejo sistema de relaciones que hacen del arte uno de los medios más creativos, innovadores e ingeniosos que conocemos. En este sentido, la obra de Monique Bastiaans denota una clara intención de comunicar y un sincero compromiso social. Un trabajo que se caracteriza, a priori, por su exquisitez formal y sobre todo por el uso de técnicas y materiales que le mantienen en primera línea de vanguardia, entendiendo como vanguardia la posibilidad que tiene un artista de estar continuamente reinventándose. El empleo de tejidos, plásticos, siliconas, hacen que Monique Bastiaans esté en una continua búsqueda de soluciones técnicas, formales y estéticas. La referencia matérica es una constante, es obvio, pero quizás lo más interesante de su trabajo es su adecuación al medio o espacio. Es una artista con una gran capacidad para ubicar obra y entorno. Los criterios de adecuación recuerdan a muchas de las propuestas site specific de los sesenta, aquellas destinadas a funcionar en un entorno ambiental o social determinado. Otra de sus particularidades es la influencia del pop art en lo que respecta al empleo de técnicas como la seriación o repetición, el intenso colorido y uso de elementos cotidianos de la vida contemporánea como flotadores, globos o pelotas, hacen que beba constantemente de la cultura popular. No obstante, llama la atención que esos elementos de uso habitual que integra en su obra adquieren una lectura completamente diferente cuando se insertan en un entorno concreto con una finalidad desemejante.

En los años sesenta, durante el apogeo del minimal art, había una máxima que lo describía como el mayor orden con el mínimo número de elementos, lo que daba al minimal un procedimiento, una forma de hacerse fácilmente reconocible. La seriación, la acumulación ordenada y sobre todo la reducción a formas geométricas muy definidas sentaron las bases de parte de la nueva escultura contemporánea que Wolheim definió en 1965 como minimal art, un estado mínimo de orden y complejidad. Módulo como sistema de repetición con carácter metódico que en las propuestas de Monique Bastiaans va más allá de un orden reducido a simples permutaciones, son construcciones más orgánicas, de crecimiento ordenado pero aleatorio, que en muchas ocasiones, recuerdan al crecimiento celular. También hay un interés por abandonar el excluyente sistema de disciplinas derivado del gran arte. Monique Bastiaans es una artista muy singular cuyas obras van más allá del marco del estudio o la galería. Al igual que otros muchos artistas que trabajan la instalación o el arte público tiene esa capacidad de adaptación y sobre todo de sacar el mayor partido de los medios y fines de los que dispone. Como decía Kaprow, en relación a la supuesta superación de los géneros establecidos, “la nueva dirección fructífera a tomar, es hacia aquellas áreas del mundo cotidiano que son menos abstractas, menos similares a un cajón, tales como los exteriores, el cruce de una calle, una fábrica o las orillas del mar”. Lugares donde Monique Bastiaans expresa con mayor plenitud sus deseos, sus pensamientos, sus críticas. Como en los environment de los sesenta hace una apropiación creativa de las dimensiones reales del espacio configurándolo como un nuevo medio visual. Lugares no convencionales de exposición, lugares ocupados, vividos, donde se instala un tipo de obra de características morfológicas que le dan un aspecto más vivo y menos objetual. Su interés por el mundo tecnológico y sus incursiones en el arte cinético dan como resultado un trabajo de referencias eclécticas no en un sentido peyorativo sino más bien como un conjunto de connotaciones que lo hacen más completo.

La obra de la artista holandesa afincada en Valencia, Monique Bastiaans no se ajusta a los cánones de ningún movimiento o tendencia concreta. No obstante, si se mira con carácter revisionista toda su producción, se observa que hay ciertas similitudes que hacen que su producción esté perfectamente conjuntada a la vez que en continua evolución sin encajar en ningún caso con un género establecido. Sus incursiones en el arte y naturaleza le han convertido en una artista de referencia en este tipo de propuestas. A mi juicio, su obra más representativa es una intervención en los campos de Ribarroja titulada Adeu Tristesa, donde transformó un campo de naranjos ya muertos en un colorido tapiz que devolvía la alegría al entorno. Es, sin duda, una intervención en la que se agrupan la mayoría de características que hemos ido definiendo en torno a su obra, pero es en esta exposición en la Sala Lametro de Valencia donde se puede ver con absoluta claridad su singular forma de interpretar un lugar que no es sencillo de intervenir debido, en gran medida, a que está más proyectado al exterior que al interior. El hecho de ofrecer una cristalera que a modo de escaparate vislumbra lo que en su interior se expone hace del espectador un visitante casual que en su tránsito cotidiano tiene un punto de vista muy efímero a la vez que contundente del espacio. Monique Bastiaans es consciente de esta circunstancia y supedita esta instalación a este hecho y convierte la sala en un enorme acuario que se puede aprehender en una rápida mirada desde el exterior y saborear en su plenitud cuando se accede a su interior. A través de la acumulación de elementos consigue que, en muchas de sus obras, al alto grado de minuciosidad y sensibilidad se le añada otro atributo siempre presente, la espectacularidad y su impacto visual.

A modo de conclusión, destacar su respetuosidad con el medio, su consciencia social, sus fuertes convicciones de compromiso y sobre todo la gran capacidad de adaptación de su trabajo a los discursos previos que muchas veces son el motor de la mayoría de iniciativas cuando hablamos de arte efímero. Monique Bastiaans, es una de las más significativas aportaciones al arte contemporáneo de los últimos años. Está presente en la mayoría de discursos y eventos artísticos nacionales e internaciones. Tiene trabajos muy variados, de claro contenido feminista, de denuncia social, de recuperación de la memoria, de especial sensibilidad con el entorno con numerosas incursiones en la naturaleza y también en el ámbito público. En definitiva, una artista con una gran capacidad para adaptar su trabajo a un gran número de discursos artísticos, sociales e incluso políticos. Un medio, la instalación con nuevos materiales, que se configura a través de nuevos retos en cada nueva obra. Pero es esta capacidad de emprender discursos variados manteniendo una serie de referencias estéticas el que hace que sus obras sean fácilmente reconocibles. Aunque en apariencia y en una primera lectura pueden parecer abrumadoramente estéticas y un tanto objetuales, Monique Bastiaans es una artista que nos aporta multitud de experiencias diversas, un indicativo de que sus criterios condicionales se ajustan, con exquisita fidelidad, a los argumentos que configuran la obra definitiva.

Toni Calderón, crítico de arte

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Lo Lúdico y lo reflexivo

Tomemos metafóricamente hablando la premisa en torno a la aleatoriedad del filósofo francés Lean Baudrillard, en la que describe cómo nos hallamos en un mundo en el que ya no existen en sujeto y un objeto repartidos armonicamente en el registro del saber:

Respecto a los fenómenos aleatorios, no están únicamente en las cosas o en los cuerpos materiales:también nosotros formamos parte del microcosmos molecular a través de nuestro propio pensamiento, y eso es lo que crea la incertidumbre radical del mundo”.

Las composiciones escultóricas que la artista belga Monique Bastiaans (Jemappes, Mons, 1954) presenta en la sala Lametro bajo el título Vecinos Verticales reflexionan en torno a otros microcosmos compartidos en nuestro universo, su convivencia en nuestro entorno más inmediato, ofreciéndonos un trabajo de exaltación de lo natural, donde las formas orgánicas y materiales sintéticos viven en symbiotica aleatoriedad con el entorno. Es una obra elaborada desde el acento puesto en el eland, en la energia vital, en la alegria, desde un territorio en el que se encuentran lo lúdico y lo reflexivo.

Monique crea instalaciones que juegan con la vista y el tacto para suscitar en el espectador pasiones y emociones encontradas.

Paulatinamente, sus esculturas realizadas en diferentes tipos de tejidos, plásticos, siliconas, hacen que Monique Bastiaans esté en una continua búsqueda de soluciones técnicas, formales y estéticas envueltas en un lenguaje abstracto, reflejando de igual modo ese gusto por las formas orgánicas como las alges, las plantas y organismos marinos. El conjunto adquiere un aire muy animado. El sofisticado juego de las luces y sonidos ricos en matices, realizados por el compositor Leopoldo Amigo, acentúa al efecto abstracto de la composición; enigmáticos paisajes marinos intervenidos en medio del caos de la metrópolis. Bastiaans funde lo formal y lo conceptual en un vocabulario estimulante, que pretende romper nuestra mirada rutinaria confrontándonos con otros conceptos de la realidad. Una instalacióm íntima donde lo mágico y lo enigmático confluyen en una crítica racional hacia nuestra realidad más inmediata.

Rosa Ulpiano,

El Levante, Postdata 8-6-2007

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….La exposición convierte la sala en una enorme acuario que se puede observar desde el interior y desde el exterior.Tras una minuciosa investigación centrada en los extremófilos, microorganismos del fondo del mar que viven bajo condiciones extremas, Monique Bastiaans exhibe una colección de criaturas salidas de su imaginación, debido a su interés por esos seres. Seres emparentados por la línea trazada entre lo más alto y lo más bajo, que la artista muestra en su exposición.

Sus esculturas, de formas orgánicas y materiales sintéticos, viven en simbiosis con el entorno…..

…Quienes bajan a la estación de Metro de Colon se encontrarán con ese acuario submarino, de modo que los vecinos verticales serán ahora ellos, los propios viajeros que desde arriba se introduzcan en la estación.

Bastiaans se caracteriza por su gran capacidad para ubicar obra y entorno, adecuarse a los medios y al espacio…

Salvador Torres

El Mundo 11 – 6 – 2007